
TARIFA: la puerta trasera de la inmigración
Aunque el flujo migratorio haya disminuido, voluntarios y rescatadores tienen grabada en su retina cada vida salvada y cada vida que se les escapó.

Rescate. Hombres cruzando en "toys". Imágenes cedidas por Salvamento Marítimo.

Rescate. Tripulación ayudando a un inmigrante. Imágenes cedidas por Salvamento Marítimo.

Rescate. S.M. rescatando por la noche a tres embarcaciones. Imágenes cedidas por Salvamento Marítimo.
Texto|Carlota Temprano Sierra
Un día te levantas y decides perseguir un sueño… Es de noche, hace frío, no hay apenas luz, tu único foco es el de las estrellas. Estás dentro de un cayuco rodeado de miradas perdidas, con miedo. Apenas sabes nadar, pero confías más en el mar que en la pobreza. El cayuco avanza lento mientras las luces de la costa se van haciendo más pequeñas… Sabes que ya no hay vuelta atrás. El mar comienza a revolverse y el viento de levante empieza a azotar con fuerza a medida que te vas acercando al otro lado del Estrecho. Empiezas a asustarte. Algunos lloran, otros rezan. El cayuco se agrieta y una ola lo vuelca. El caos comienza… Gritas, braceas, empiezas a nadar sin rumbo. Tu cuerpo tiembla, los músculos ya no responden, el agua está fría. La hipotermia se apodera de ti sin avisar.
Pasan minutos, incluso horas. No sabes con qué rumbo vas, solo sabes que tienes que seguir. De repente, una luz blanca rompe la oscuridad y entre olas de más de un metro, te ilumina la cara… Es un foco. Es un barco. Es Salvamento Marítimo.
Te salvas. Llegas a Tarifa, pero las treinta vidas que iban contigo no están. No hay rastro. No hay nombres. El mar se las llevó en silencio como si nunca hubieran existido.
Esta es la realidad de una persona que cruza por las aguas del Estrecho de Gibraltar buscando un futuro mejor. Esto no es una excepción: es y ha sido durante muchos años, el día a día de las playas gaditanas de Tarifa, aunque el flujo migratorio haya disminuido. Tarifa siempre ha sido la puerta de entrada a la península y Europa y, para muchas personas, un nuevo mundo, una nueva oportunidad o un sueño. A escasos 14 kilómetros de la costa marroquí, este municipio gaditano observa una de las rutas más cortas y más mortales del continente.
El primer sueño musulmán...
Todo comienza siglos atrás cuando en el S.VIII la península ibérica comienza a vivir sus primeras oleadas musulmanas: AL-ANDALUS. En ese periodo en el que parte de la península estaba bajo dominio musulmán, aprendimos y nos enriquecimos mucho. A finales de S.XX, los musulmanes provenientes del norte de África inician un nuevo movimiento migratorio. Y comienza el "gran boom" de la migración irregular en España.
Las playas de la gaditana Tarifa actúan durante décadas como "notario" y dan fe de la tragedia en la que se han convertido las aguas del Estrecho de Gibraltar. La ilusión de miles de personas descansan junto a sus sueños junto a la Isla de las Palomas donde se juntan el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. La climatología adversa de esta costa, cambiada en cuestión de horas, es la responsable de truncar cualquier intento de desembarco de cayucos.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, como Salvamento Marítimo, desempeñan un papel clave en el rescate de vidas en la costa andaluza. En 2024, el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Tarifa asistió a 4.882 personas. "Nos llegó un aviso. Salimos a las 11:30 de la mañana, llevábamos más de siete horas buscando a un hombre. Solo sabíamos que estaba agarrado a un artefacto flotante en la linea entre Cabo Espartel y Punta Camarinal. Se estaba poniendo el sol. Todavía no teníamos rastro de él. La esperanza nunca la perdemos... De repente, vi algo en el agua. No sabía si era un reflejo o un espejismo después de tantas horas de búsqueda. Por suerte, era él. El hombre estaba con hipotermia, cabizbajo. Pudimos salvarle la vida", declara José María Caballero Márquez, patrón de la Salvamar Arcturus de Tarifa.
Junto a Salvamento Marítimo, las organizaciones no gubernamentales, como Cruz Roja, desempeñan un papel esencial en la atención humanitaria de las personas rescatadas en el Estrecho. Ambas están perfectamente coordinadas entre ellas y con las autoridades.
Una vez que Salvamento Marítimo desembarca en puerto, es la Cruz Roja quien toma el relevo inmediato. Su intervención comienza en tierra firme: reciben a los supervivientes en pabellones habilitados, les ofrecen mantas, alimentos, atención médica y apoyo psicológico. Para muchos, es el primer gesto de humanidad tras una travesía marcada por el miedo, el frío y la incertidumbre. Este engranaje entre instituciones públicas y entidades sociales permite que, en medio de un drama constante, al menos el primer contacto con Europa sea digno y humano. "Aquellos años fueron muy duros... es difícil de explicar porque tú no sabes lo que te vas a encontrar. No sabes cuántas personas van a venir ni en qué estado. Antes venían muchísimas embarcaciones a la vez, ahora todo ha disminuido bastante. En aquella época teníamos personal, pero no teníamos recursos. Era frustrante ver a cantidad de gente queriendo ayudar y no tener recursos suficientes para hacerlo", afirma Pepe Cárdenas, Coordinador de la Cruz Roja de Tarifa durante 11 años. Décadas después, el pueblo tarifeño no es capaz de olvidar la tragedia que ha vivido en sus carnes durante años.

Rescate. Hombres en una lancha hinchable. Imágenes cedidas por Salvamento Marítimo.

Cruz Roja atendiendo a un joven. Antonio Sempere

Cruz Roja atendiendo a mujeres y bebés. Antonio Sempere
Tarifa es un punto de llegada, pero también de permanencia. En sus calles vive una parte importante de la población migrante regular. Es triste ver cómo la sociedad genera prejuicios simplemente por generalizar o porque tienen una imagen negativa por culpa de la cobertura mediática sesgada de los medios de comunicación, al centrarse en los casos más extremos o conflictivos. La migración tiene dos caras: la regular y la irregular. Algunos llegan en embarcaciones jugándose la vida y, otros lo hacen a través de la vías legales: con papeles y documentación de identidad. ¿Qué tienen en común ambas caras de la migración? El deseo de construir una vida digna y sacar a sus familias adelante es lo que impulsa a cada una de esas personas que emigran de su país para ganarse el pan cada día en un entorno nuevo y desconocido. "Viajé en ferry hasta España desde Tetuán para sacar a mi familia adelante. Dejé el miedo y la incertidumbre a un lado. No me quedaba otra. Mi idea era emigrar hasta los países nórdicos, pero Tarifa me enamoró. Llevo más de 6 años sin ver a mi familia. Es muy duro. Cada día trabajo con esfuerzo y dedicación para poder ir a visitarles pronto. Podría estar delinquiendo como otras personas pero no forma parte de mis principios", declara Hannan, cocinera marroquí, residente en Tarifa.
Muchas personas, como Hannan, trabajan cada día, de forma honrada, en empleos precarios constantes. Lo cierto, es que la gran mayoría de migrantes sienten indignación cuando los actos de una pequeña parte ensucian el esfuerzo de tantos, porque cuando se generaliza el miedo o se juzga a todos por las acciones de unos pocos, lo que se rompe no es solo la confianza: se rompe también la posibilidad de futuro para quienes más lo necesitan.
La migración no es un delito. Es la consecuencia de un mundo desigual, donde las oportunidades no son las mismas para todos... Detrás de cada cruce, de cada historia, hay una persona que no huye por gusto, sino por necesidad. Alguien que deja atrás su hogar, su familia, su cultura o sus costumbres en busca de una vida que, al otro lado del charco, muchas veces se da por sentada. La migración es un derecho.
La solución es clara, pero da una paso al frente. Si de verdad se quiere frenar la migración forzada, no basta con reforzar fronteras o aumentar controles. Hace falta mirar al origen. Se necesita que los continentes del norte inviertan en los territorios del sur, para que se genere empleo, fomenten la educación y ofrezcan alternativas reales para que nadie se vea obligado a marcharse.
La migración no rompe fronteras, no es el problema del mundo, sino un espejo que lo refleja.
Cayucos: embarcaciones pequeñas y alargadas, usadas por migrantes para cruzar el mar hacia Europa, especialmente desde África Occidental.

Playa de Tarajal. Helicóptero de la Policía Nacional y militares. Antonio Sempere

Hombre nadando en las aguas del Estrecho. Antonio Sempere

Hannan, cocinera marroquí residente en Tarifa, España.
A veces las palabras no bastan...
Después de explicar datos, recoger testimonios y tratar de explicar lo que pasa en Tarifa, hace falta saber mirar. Hay cosas que solo se entienden cuando se escuchan con calma y se miran sin filtros.
Este vídeo recoge esa otra parte: lo que no se ve entre chiringuitos y turistas; el trabajo de quienes rescatan, de quienes acogen, y también, de quienes llegan por vías legales buscando empezar de nuevo.
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